Trance del Oráculo. Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Vibración de los espíritus. Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Tus aguas se llevan nuestros males. Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Negra luz divina. Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Baile de reinas. Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Pases magnéticos. Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Espíritus malandros. Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Conjuros. Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Chamanes antiguos. Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Cenizas y fuego. Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Oráculos. Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
Ensayo Siete Cielos. María Lionza: Mito Vivo. © Francisco Elías Prada. Sorte, estado Yaracuy, Venezuela.
7 Cielos/María Lionza Mito Vivo
Francisco Elías Prada
Mezcla de ritos, sustrato de creencias y concepciones sagradas indígenas que desbordaron las épocas subyacen hoy en las creencias de la religión de María Lionza, dentro en un proceso de recuperación histórica y de apropiación de la tradición a lo largo del tiempo.
En sus prácticas rituales se pone en evidencia el mestizaje del imaginario y la conjunción de sensibilidades, interpretaciones, seres y comportamientos de los diferentes grupos étnicos y sociales que conforman la suma de esta diversidad.
Religión de lo cotidiano, se reafirma tejiendo la suma de lo indígena como base fundamental– con lo negro, generado a partir de la cruenta invasión española.
Su raíz ecléctica genera una fuerza espiritual sin precedentes que rompe los esquemas religiosos y teológicos tradicionales, los resiste y los confronta, viajando en nuevas formas de representación simbólica que cambian y se recomponen en las prácticas que día a día toman cuerpo.
El mito se asocia con la deidad y su fuerza en este mundo terrenal: María Lionza, María de la Onza, Yara y Guaichía son algunos de los nombres que encarnan esta fe.
La referencias en relación a los orígenes del culto se encuentran en la tradición oral del pueblo de Yaracuy –en el centro occidente de Venezuela–, donde se ubican tres de los espacios sagrados donde se le rinde culto: las montañas de El Loro, Quibayo y Sorte.
Los símbolos del culto se expresan por medio de figuras que hacen síntesis en las llamadas Tres Potencias, integradas por María Lionza, el Negro Felipe y el Cacique Guaicaipuro, la base fundamental de un cielo de deidades y espíritus divididos jerárquicamente en cortes.
Las principales son la corte india, con los caciques que resistieron al invasor español; la corte negra, representada por los esclavos liberados; la corte libertadora, representada por los libertadores venezolanos que lucharon por la independencia de la corona española, y la corte africana, representada por los dioses de la religión Yoruba, así como otras que han ido apareciendo, las cuales tienen que ver con las necesidades y problemas inmediatos que más afectan a las grandes mayorías, como desempleo, amor, salud, dinero, violencia y fragmentación familiar.
Los símbolos de la identidad nacional venezolana son de creación popular y se conectan con toda nuestra identidad histórica del pasado y el presente por medio de las figuras o espíritus representados en estas cortes.
Las prácticas rituales no pueden ser comprendidas si no se toman en cuenta las relaciones de identidad /alteridad individual y colectiva que se expresan a través de éstas, ni sin una visión histórica integradora. (Daysi Barreto, Genealogía de un mito. 1995)
Estas creencias expresan una resistencia cultural y afirman nuestra identidad venezolana a nivel individual y colectivo.
La religiosidad es una fuerza subversiva que mueve a nuestros pueblos.
La devoción de mi mirada
Me deslumbro frente a la fe profunda de mi pueblo, su creación sagrada de mundos utópicos, imaginados y vividos. Voy tras el rastro de ese gesto que intenta encontrar el equilibrio perdido.
Montañas mágicas, muchedumbres van tras sus deidades, el agua se lleva los males, cada uno construye su altar, se ofrendan frutas, el olor del tabaco y el ron procuran el trance divino, la conexión de los mundos de arriba y de abajo, los tambores cantan pidiendo la protección de los seres de luz.
Raíces profundas se manifiestan como un mito vivo y un mito vivido. Mi mirada busca esa fuerza donde hombres y mujeres elevados son uno junto a sus espíritus trasfigurados con quienes dialogan sobre la suerte de esta patria y a quienes invocan en búsqueda de protección, de salud, de amor, de bienestar.
Intento construir un testimonio visual de este universo, de su fuerza espiritual, de la capacidad de la fe para cambiar los destinos, de la lucha eterna entre el bien y el mal.
Soy uno más, que dispone sus brazos, su alma, sus ojos, su espíritu, profeso mi fe a mi manera, como un continuo compromiso humano con el otro ser humano.
Disparo mi mirada, para detener el tiempo divino, donde los hombres son dioses y los dioses son hombres.
María Lionza, fuerza divina para el mundo.
Francisco Elías Prada, fotógrafo y documentalista, activista derechos humanos venezolano.
